Karla Bocaz Muñoz, violín barroco
Domenico Cerasani, laúd y guitarra barroca
Susanna Piolanti, clavecín
Música de F. Geminiani (1687-1762), G. F. Haendel (1685-1759), F. Corbetta (1615 ca.-1681),
P. Castrucci (1679-1751), F. M. Veracini (1690-1768).
El rico panorama musical de un Londres que se había convertido en uno de los principales centros culturales de Europa durante la primera mitad del siglo XVIII, se presentó como un terreno fértil para los músicos extranjeros, especialmente para los violinistas italianos, que encontraron allí amplias oportunidades para sus propios afirmación tanto en el ámbito de la interpretación como en la composición y publicación de la propia música, facilitada por el duradero éxito que tuvo en Inglaterra la música de Arcangelo Corelli, el violinista y compositor italiano más influyente entre los siglos XVII y XVIII, cuyas composiciones se habían convertido en el modelo por antonomasia de la música instrumental italiana.
Durante las primeras décadas del siglo XVIII, Inglaterra vio la llegada de muchos violinistas italianos que hacían alarde de su relación con su maestro: haber estudiado con Corelli les proporcionaba automáticamente un estatus superior y representaba una garantía de éxito. Entre los primeros en aprovechar estas condiciones favorables encontramos nombres menos conocidos como el del cremonese Gasparo Visconti conocido como Gasperini que llegó en 1702, o el del romano Nicola Cosimi activo en Londres entre 1701 y 1705. Mucho más emblemático es el caso del desembarco en Inglaterra de dos de los más grandes violinistas que dió entonces Italia: Francesco Geminiani y Francesco Maria Veracini. Llegados ambos en 1714, su intensa actividad musical fue decisiva para el progreso del violinismo italiano y, según el testimonio de Charles Burney, confirmaron la soberanía del violín en los teatros y conciertos de la escena musical londinense. Otro violinista que siguió el camino ya recorrido por sus compatriotas fue el romano Pietro Castrucci, llegado a Londres en 1715, quien además de su actividad solista y sus publicaciones, consiguió el puesto de primer violín en la orquesta de la ópera dirigida por Georg Friedrich Handel y ejerció este cargo durante veinte años.
No sólo los violinistas italianos actuaron como embajadores de su herencia musical: es también el caso de G. F. Handel, quien habiendo absorbido el gusto y el espíritu de la música italiana durante su estancia en Italia entre 1706 y 1710, constituyó uno de los principales herederos de la escuela de violín corelliana a través de sus obras instrumentales y de cámara, en particular con su repertorio para violín.
En conclusión, esta generación de músicos ejerció una notable influencia en el panorama musical londinense, y su llegada en la primera mitad del siglo XVIII contribuyó enormemente al desarrollo de la música a nivel interpretativo, compositivo y didáctico, elevando el nivel artístico de la escena musical de Londres e influyendo considerablemente en la evolución del repertorio para violín en Inglaterra. El programa propuesto ofrece una breve panorámica que busca descubrir este repertorio de gran importancia en la vida musical de la capital británica.
